Llegamos al aeropuerto, el camino se había hecho muy largo
ya que nadie dijo nada en todo el trayecto.
Mientras mis padres iban facturando las maleta, yo aproveché
y me alejé un poco, me gustaba ver como la gente iba a recibir a las personas
queridas que habían estado fuera.
Estaba viendo como un hombre llegaba y abrazaba a una mujer
de su misma edad y a un niño pequeño… seguramente era su esposa y su hijo. Pero
dejé de verles porque un idiota hizo que me cayera al suelo.
-¡AY! ¿Te puedes fijar por dónde vas? –Le grité.
-I´m sorry …
-Genial, no me he ido de España y ya oigo hablar en inglés-pensé mientras me
levantaba y miraba quien era el pedazo de burro que había chocado contra mí.
Lo mire extrañada , me resultaba demasiado familiar... Tenía
el pelo rubio, pero casi no se le veía pues llevaba una gorra que no se le
dejaba ver y además llevaba gafas de sol. ¿A quién se le ocurría llevar gafas
de sol dentro del aeropuerto?
No, sinceramente yo no podía conocer de nada a ese tipo. Era
el típico guiri que puedes encontrar en cualquier parte de España.
-Hello? Dijo mientras me hacía señas para que volviera en
mí. Me había quedado pensando sin responderle nada…
-Miriam,¡ vamos! –me gritó mi madre.
- My mother calls me…Goodbye! –Le dije con un acento realmente
patético.
En estos momentos es cuando una se da cuenta en que al igual
que ellos hablan español con acento ´´gracioso´´ nosotros hacemos lo mismo
frente a ellos…
Bye, lovely! –Dijo riendo.
Genial, tal y como pensaba… se estaba riendo de mi
pronunciación. Su sonrisa era realmente perfecta ...
-¡Miriam!- Esta vez gritó mi padre.
-Joder, ¡ya voy!-Contesté mientras me alejaba de aquel
chico tan extraño.
-¿Con quién hablabas?-Preguntó mi madre.
-Con nadie… Era un guiri que se había perdido- dije pero… ¿Por
qué mentí? Me di la vuelta para poder verle por última vez pero ya no estaba.
-Joder, sí que es rápido- Mierda, lo dije en voz alta.
-¿Quién? -Preguntó mi padre, mirándome como a un bicho raro.
-MMM… Como facturan las maletas, ¿No te has dado cuenta? Es
muy rápido… -¿Podía haber dicho una tontería más gorda? Yo creo que no, pero
pasaba de decirle nada sobre aquel chico .
-Hija, creo que no dormir te sienta mal – Dijo.
Pero no contesté y subí al avión. Mis padres se sentaron juntos
y yo preferí sentarme un poco más atrás de ellos.
Puse mi iPod a todo volumen mientras me situaba en el
asiento que había junto a la ventana.
Recuerdos y más recuerdos me agolpaban la mente, no pude
evitar mirar la pulsera que llevaba en mi muñeca izquierda, era el símbolo de
amistad entre mi amiga Rocío y yo… ella era mi mejor amiga, como le iba a echar
de menos…
Levanté la mirada y justo entonces me encontré mirando al
chico rubio del aeropuerto.
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