-Hay una persona que os quiere ver.
-¿A nosotras?-Preguntó Rocío
extrañada.
-¡No preguntéis más y entrad de una
vez!
Le hicimos caso a Bruno, mi mirada iba
dirigida a todas las mesas pero no conocía a nadie y como era de
esperar nadie parecía tener interés en mí ni en Rocío.
-Bruno, aquí no hay nadie que quiera
vernos...
-Larguémonos,anda.-Propuse yo.
-Perdón...¿vais a tomar algo? Es para
que se quitéis del medio.
Yo me volví para plantarle cara a la
borde camarera.
-No, pero tampoco me pienso quitar.
-¿Es así como tratas a una vieja
amiga?
-¿Eh?
-¿Quién es?-Me preguntó Rocío.
-Perdona, creo que te confundes de
persona... Yo ni siquiera soy de aquí-Dije aún en tono borde, pues
seguía molesta por el comentario de antes.
-¿Enserio? Me voy del país,mis amigas
se olvidan de mí y él único que me reconoce es el hermano pequeño
de una de ellas... Estoy flipando.
-¿Sofía?-Rocío estaba embobada
mirándola.
-Vaya, parece que empezáis a
recordarme-Dijo con una magnífica sonrisa.
-No puedes ser tú, como has
cambiado...
Ella hizo intento de abrazarnos pero yo
retrocedí.
-Bueno, han pasado algunos años...
-Pero... desapareciste. Así como si
nada.
-Tuve que irme.
-¿Por qué?-Pregunté.
-¿Os parece si tenemos esta charla
después? Casi termino mi horario de trabajo.
-Está bien.
-Esperadme en el parque de la esquina,
sirvo la última mesa y enseguida voy.
Rocío y yo asentimos.
Camino del parque nadie se atrevió a
decir nada.
Sofía era una chica de padres
adinerados, que cuidaban su gran reputación por encima de todo.
Siempre la tenían bastante controlada
y odiaba eso... creo que eso fue lo que la condujo al mundo del
alcohol y las drogas. Eran su único refugio hasta que...
-Desaparecí.
Me entró un gran escalofrío pues era
como si hubiera estado escuchando mis pensamientos.
-Desaparecí... me obligaron a hacerlo.
-¿Quién? ¿Por qué?
-Mis padres, ¿quién si no?
-Imposible, el día que te marchaste
ellos estaban destrozados...
-Dijeron que los abandonaste-Concluyó
la frase Bruno.
-¿Enserio?Veo que no han cambiado...
Bah, no sé de qué me sorprendo, siempre tan mentirosos y patéticos.
-¿Qué fue lo que pasó,
Sofía?-Preguntó mi amiga para ahorrarle el sufrimiento que le hacía
recordar las virtudes de sus padres.
-Sabéis la historia... bueno, parte de
ella. Padres ricos, hermano perfecto y la simple niña rebelde que
sólo sabe causar problemas.
-Sofía, sabes que tú no eres así...
-Para ellos sí, por favor dejadme
continuar.
Asentimos.
-Comencé a tomar alcohol y a fumar
hierba... como pasatiempo, por lo menos colocada no pensaba en la
mierda de vida que llevaba y las discusiones en casa se hacían más
llevaderas.
La envidia me cegaban a cada instante
y no soportaba veros juntas, las charlas constantes de lo que debía
hacer y lo que no... todo me llevó a descargar contra ti, Miriam.
Yo agaché la cabeza.
-¿Por qué, qué paso?-Preguntó
Bruno.
-Discutí con ella, enano. Me desfogué
esa noche con una de mis mejores amigas y no sabes cuanto lo sentí...
-Fue la última vez que te vi.-Recordé
con tono serio.
-Sí, después de pelearnos me fui a
hacer lo normal en mi vida diaria...
Cuando terminó la noche no podía ni
contenerme en pie y...-Comenzó a llorar.
-No tienes por qué hablar de ello-Dijo
Rocío abrazándola.
Yo me quedé en el mismo sitio dónde
me encontraba.
-Necesito hacerlo. Esa noche camino de
casa vi a varios chicos al final de un callejón, los conocía y por
eso no cambié de calle, aunque me resultó raro verlos allí.
Me rodearon entre todos, yo creía que
bromeaban pues iban igual de fumados que yo, hasta que comenzaron a
besarme y a quitarme la ropa bruscamente. Chillé con todas mis
fuerzas pero era de madrugada y no había nadie a quién pedir ayuda.
Enmudecí.
Llegué a casa al día siguiente, no
quise decir nada... me sentía sucia conmigo misma. Al cabo de un
tiempo sentí como algo cambiaba dentro de mí, sentía náuseas
constantemente...
-¡¿Te quedaste embarazada de uno de
esos cabrones?!
-Sí... no pude ocultarlo por mucho
tiempo, mi madre contrató a un médico que hizo el trabajo sucio por
cuatro duros, perdí al bebé y me mandaron con mi abuela para evitar
que la historia se supiera y hasta hoy...
-¿Por qué no nos buscaste?-Le
reprochó Rocío.
-¿Podía hacerlo? ¡Me porté como una
mierda aquella noche!
-Sabes que me dolió mucho lo que me
dijiste... pero eras mi amiga por encima de todo, jamás te hubiera
dado de lado.
-Lo sé. ¿Me perdonas?
Me levanté de mi asiento y por primera
vez en mucho tiempo abracé a mi amiga.
-¡Basta de lágrimas! ¡¿Qué hacéis
aquí?!
Pasamos toda la mañana juntas,
teníamos mucho de que hablar.
-¿Tienes novio Sofía?-Le preguntó
Bruno.
-¡Pero bueno! Que cotilla...-Dijo su
hermana dándole una colleja.
-No, me declaro la mujer que más odia
a los tíos.
Bruno la miró con cara seria.
-Menos a ti...estás buenísimo.
-Tía, que es mi hermano, un respeto...
Todos reímos ante el comentario.
-¿Y ustedes?
-No, pero estoy disponible para
cualquiera.-Respondió Bruno.
-Yo supongo que... me uno a mi
hermano.-Dijo Rocío entre risas.
Las miradas se posaron en mí.
-Yo... mejor no hablar.
-¿Tan mal te va?
-Digamos que -37937297392-Contestó
Rocío.
-¡Oye!-Dije dándole un pequeño
pellizco.
-Bueno ya me contaras, se me hace tarde
y mi abuela se preocupa mucho si no llego puntual...
-¿Sigues en las...?
-¿En las drogas? Para nada, mi abuela
se encargó de hacer por mí lo que no hicieron los que me trajeron
al mundo...
-Te queremos.
Nos despedimos por última vez y se
marchó.
-Buah, creo que nosotros también
deberíamos irnos... necesitamos estar frescos para nuestro primer
día de instituto.
-¡Dios! ¡Yo mañana tengo un examen!
-No has estudiado nada, ¿verdad?
Hice una leve inclinación para
contestar a la pregunta.
-Pues nada, ¡a estudiar mucho! Mañana
nos vemos.
Me despedí de los dos y salí pitando
a casa.
-¡Hola chicos! ¡Adiós chicos!-Dije
subiendo apresuradamente a la habitación que me correspondía.
-Miriam, necesito hablar contigo.
-Sí, Harry yo también creo que
necesitamos hablar pero en este momento no puedo...
-¿Me estás evitando?
-¿Qué dices?
-Entonces, ¿qué te pasa?
-Tengo mañana un examen de historia y
digamos que no he abierto el libro para nada.
-Si quieres te puedo ayudar...
-¿Sabes algo de la 1º Guerra Mundial?
-Cariño, ¿sabes con quién estás
hablando? Estás hablando con Don Harry Edward Styles.
-Vale... no tienes ni puta idea,
¿verdad?
-Que sí tonta, enséñamelo.
Entramos en mi habitación y le
entregué la libreta de apuntes.
Harry se le contagió la canción y
acto seguido comenzó a cantarla en voz baja mientras miraba mis
apuntes.
Me quedé observándolo, era tan
perfecto...
-¿Miriam has entendido algo?
-Eh... no.
-Haber...préstame atención ¿vale?
Me reí un poco, parecía irónico que
me dijera eso cuando no podía quitarle la vista de encima.
-Vale, hay que ver que serio te has
puesto.
Él me sonrió.
Estuvo explicándomelo todo, yo no
quitaba los ojos de aquella libreta pues me intimidaba bastante
cuando me miraba fijamente con esos ojazos.
-Creo que ya lo tengo claro.
Parece ser que lo dije todo al revés
pues Harry se rió de mi.
-¿Sabes qué? ¡Se acabó! Paso de
historia...
-Seguro que lo haces genial.
-¿Enserio?-Dije esperanzada.
-No, pero soy único en dar ánimos,
¡eh!
-Vete un poco a la mierda...
-¡Esa boca!-Respondió una voz por el
pasillo.
Soltó una carcajada.
-Lo mío era y es el dibujo.
-Mierda, pedazo de cero voy a sacar...
-Creo que a Liam se le da bastante
bien...
-¿Enserio?
Antes de que pudiera responder ya
estaba en el salón junto a Liam.
-Necesito tu ayuda, señor padre.
-¿Qué has liado?
Le estuve explicando mi problema y
aunque parezca mentira se me quedó en menos de diez minutos.
-¿Te he dicho alguna vez que te
idolatro?
-Sí... me lo dices diariamente.
-¡Pues te lo repito!-Dije dándole un
abrazo.
-¿Cómo has podido cambiarme por
Liam?-Dijo la voz de Harry a mi espalda.
-Lo siento, rizos pero es mejor maestro
que tú.
-No.
Puttin’ my defences up, cause I don’t
wanna fall in love...
-¡Móvil sonando!-Gritó la voz de
Niall.
-Mío, mío.
Niall ocultaba mi móvil detrás de él,
yo intentaba cogerlo y nuestras narices se rozaron.
Fue un momento incómodo para ambos.
-¿Me lo das?
Niall me lo entregó sin problemas.
-¿Diga?...Sí, ahora me paso. Venga,
hasta ahora mamá.
-¿Que quería?-Me preguntó Niall.
-Me echa de menos, quiere que vaya a
pasar la tarde con ella.
-Cosa de madres...
-Sí, creo que esta noche me iré a
pasar la noche allí... no esperadme para comer.
-Genial, así tengo más comida para
mí...
-Glotón.
Ese fue el fin de mi día, como era de
esperar cené en casa de mis padres y pasé la noche allí.
Mañana sería otro gran de aquella vida que jamás hubiera podido creer que viviría, ¿una vida de ensueño? Bah, Miriam... aún te queda mucho por vivir, demasiado...
Foto de Sofía: